domingo, 31 de julio de 2016

Sobre los gatos y sus dueños


A menudo, los dueños, aun amándolos, no saben nada de sus gatos. Cuando después de parir dos mininos se descubrió que Charles Chaplin, su gato remendado, era una hembra, Katherine Mansfield le contó a Virginia Woolf: «Estaba allí sin reaccionar mientras yo le acariciaba la tripita diciéndole: No es nada malo, viejo mío. ¡Antes o después tenía que sucederle también a un macho!».
Marina Tsvietáieva presumía de la atracción magnética que ejercía sobre los gatos, que, de hecho, no se le resistían. De un gato enorme que había encontrado en un hotel francés, decía: «Sobre las cosas esenciales sentimos de igual manera».
Ernst Jünger prefería los gatos a los perros porque «los gatos, sobre todo los siameses, olfatean la cultura, la necesitan como el aire que respiran». El gato no disturba el sueño y las reflexiones; es más, favorece ambas cosas con su aire de esfinge. «Su presencia sienta bien a la vida tranquila y contemplativa.» Un dato confirmado por Patricia Highsmith: «Un gato transforma una casa en un hogar. Un escritor no está nunca solo en su compañía, aun cuando esté bastante solo en su trabajo».
La reserva, de hecho, es una cualidad fundamental de los gatos, discretos incluso en sus expansiones sexuales. Graham Green observó asombrado a dos apareándose en la calle. «La gata, con los ojos entornados, emitía pequeños silbidos de satisfacción», pero, en cuanto advirtió la mirada de un extraño, se liberó del amplexo para refugiarse en la sombra. Cuan- do un fuerte afecto liga los animales a los humanos, el gato se eleva sobre las patas posteriores y aprieta la nariz contra la mejilla del dueño o le acaricia la mejilla con una pata. Se lo hacía Princesa a Henry James, quien acostumbraba a trabajar con un gato encima del hombro.
Los gustos de los gatos son imprevisibles. El gato color galleta de James Joyce prefería el pan con mantequilla. Hay que saber regañarlos cuando, por una acción mecánica, arañan a quien está jugando con ellos. Un día, Cocteau, en lugar de castigar a un siamés, lo regañó primero, y luego lo mimó sin parar hasta que el culpable acabó restregándose arrepentido entre las piernas de su víctima. El escritor, por otra parte, tenía en su apartamento nada menos que tres gatos: Nana, Tire-bouchon y Chifounette.
Según una difundida teoría había que elegir nombres que contuvieran un «crujido». Perfecto, por lo tanto, Mouche, el nombre de la gata de Hugo. «Poner nombre a un gato», sostenía Eliot, «es una empresa difícil.» En su opinión, se necesitaban, al menos, tres. Uno para usar a diario, otro más digno -«¿Cómo podría si no mantener el rabo perpendicular, enseñar los bigotes o sentirse orgulloso?»- y un tercero secreto, que sólo el animal conoce «aunque no lo confiesa nunca».
El comportamiento de un gato durante un viaje es imponderable. Bébert, el célebre gato de Céline permanecía tan tranquilo en el morral de su dueño mientras éste se fugaba de Francia con los colaboracionistas. Hasta cuando el escritor le ofreció su comida caducada, se apartó todo digno después de haberla olido con aire asqueado. «Se dejaría matar antes que tocar esta porquería… ¡Probablemente es más delicado, más aristocrático que nosotros, zafios sacos de mierda, que nos empapuzamos una y otra vez con las porquerías más repugnantes!»
En sus paseos cotidianos, el felino entabla amistad con los desconocidos que va a visitar. Sigmund Freud cuenta las visitas regulares de una gata blanca que, después de que hubiera entrado por la ventana, se acurrucaba sobre el célebre diván de sus pacientes, se dejaba acariciar y se bebía a conciencia la taza de leche que el psicoanalista le preparaba antes de que reemprendiera su paseo.
Contrariamente a lo que se cree, el gato puede ser fiable. El de Ernest Hemingway le hacía de nodriza en París al hijo recién nacido de su dueño. Quizá por ello, en memoria de aquella singular ama de cría, el escritor cubrió el jardín de su casa en Cuba de minúsculos montículos coronados con una pequeña cruz en memoria de los peludos difuntos. Pocos gatos son capaces de pasear con su dueño como hacen habitualmente los perros, pero el de Georges Simenon, Christmas, al que había encontrado por la calle el día de Navidad, «cuando paseábamos nos seguía, saltando de vez en cuando dentro de un jardín, para luego volver a alcanzarnos». Por su parte, Charles Dickens tenía, de pequeño, un gato que apagaba las velas cuando el padre del autor, absorto en la lectura, se olvidaba de acariciarlo.
La libertad del gato fascinaba a Guy de Maupassant: «Se va por ahí cuando le parece, puede dormir en cualquier cama, verlo todo, sentirlo todo, conocer todos los secretos, las costumbres o las vergüenzas de la casa. Se encuentra a gusto en todas partes».
Raymond Chandler, decepcionado por la pereza de su viejo persa negro, que había dejado de llevarle serpientes, admitía: «He amado a los gatos toda la vida y nunca he sido capaz de comprenderlos». André Malraux amaba tanto a los gatos como para dibujar su delicada silueta junto a su firma. «No recuerdo haber estado nunca sin un gato», confesaba Gabriele D’Annunzio. Aunque, al contrario que Baudelaire o Gautier, no los consideraba animales sagrados, disfrutaba de las cualidades que, a su juicio, tenían en común con las mujeres: «Los movimientos, la facilidad para la traición, la elasticidad moral y material, las carantoñas». Colette no cultivaba edulcoradas ilusiones sobre su bondad. Reconocía en el gato doméstico la majestad y la crueldad del tigre real, pero sabía hasta qué punto, a diferencia de los hombres, podía ser fiel. Para ella «el tiempo pasado con un gato no es nunca tiempo perdido». De un animal se podía aprender mucho. «Le debo a los gatos una especie de honorable disimulo, un gran autocontrol, una aversión por los sonidos brutales y la necesidad de callar durante mucho tiempo.»
Una opinión compartida por Hippolyte Taine, quien declaró: «He conocido muchos gatos y muchos filósofos, pero la sabiduría de los gatos es infinitamente superior».
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EL AUTOR
Giuseppe Scaraffia nació en Turín en 1950. Se doctoró en Filosofía con una tesis sobre la idea de felicidad en Diderot y actualmente es profesor de Literatura francesa en la Universidad de La Sapienza de Roma. Sus sugerentes ensayos transitan siempre, de manera feliz, entre la erudición y la divulgación. Ha publicado numerosos libros, como La donna fatale (1987), Il mantello di Casanova (1989), Miti minori (1995), Gli ultimi dandies (2002), Sorridi, Gioconda! (2008) o Le signore della notte. Storie di prostitute, artisti e scrittori (2011). En español puede leerse tambiénDiccionario del dandi (1981; Machado Libros, 2009).
Los grandes placeres (Trad. Francisco de Julio Carrobles. Cáceres: Periférica, 2015) reúne una serie de breves y deliciosos ensayos acerca de asuntos tales como los bouquinistas del Sena, el boxeo, la calvicie, las postales, el champán, las drogas, la frivolidad, la glotonería, los mapas, los senos, la sobriedad, el suicidio, los tatuajes, el café, los perros, las deudas, la ebriedad, la excentricidad, el sentimiento de culpa, el espiritismo, la higiene de los escritores, etcétera.

sábado, 30 de julio de 2016

Perra que adopta a un gatito


Lilo es una perra muy amorosa que vive en una casa llena de animales, ella tiene un hermano perro, un par de gatitos y algunos conejos, por no hablar de sus seres humanos. Recientemente la gran familia de Lilo consiguió un nuevo integrante, un gatito rescatado que necesitaba un poco de atención especial.
Rosie es un pequeño gatito que se encontraba en mal estado, a punto de morir. “Casi no sobrevivió a la primera noche. Ella estaba aletargada y floja, la cuidábamos constantemente. Así que decidimos jugárnosla y dejarla acurrucada con Lilo”, explicó la madre humana de Lilo en Instagram. “Milagrosamente ella comenzó a tomar leche de Lilo y esta se convirtió en un completa madre sustituta para RosieIncluso lo estimula para ir al baño (Esto fue muy impactante para mí). Desde entonces, Rosie ha estado sintiéndose mucho mejor y ha abierto los ojos”.



Lilo y Rosie se han vuelto inseparables. Lilo nunca ha tenido cachorros pero está claro que a esta perra no le importa en absoluto que su nuevo cachorro sea un gatito. Con la ayuda de esta perra y sus madres humanas, la pequeña Rosie se ha hecho cada vez más fuerte. 



Lo de ellas es algo muy especial, porque comparten definitivamente mucho amor.


Rosie se ha integrado perfectamente a  la familia de Lilo


viernes, 29 de julio de 2016

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Gato o gata?



Para tener  en cuenta, cuando estemos pensando en adoptar a un bebé gatuno para que sea parte de nuestra familia:

Al igual que todos los animales, cada gato es único y diferente, y su personalidad puede ser muy distinta. En el caso de los gatos con raza, por ejemplo, cada una tiene una forma de ser determinada, pero en general, los gatos suelen ser bastante independientes, un poco territoriales, muy limpios y bastante especiales.
La personalidad de este animal puede ser muy diferente dependiendo de si se trata de un macho o una hembra. Por ello, te aconsejamos que antes de adoptar un gato te informes debidamente, ¡puede cambiar mucho la relación! Así podrás decidir cuál es la opción que mejor se adapta a tu situación.

Gatos y dueños si el gato es macho

Los gatos macho suelen ser bastante más independientes que las hembras. Les gusta dedicarse tiempo a sí mismos y disfrutar de su soledad durante horas. Pero esto no significa que no sean afectuosos, ¡todo lo contrario! Los machos son muy cariñosos, aunque has de saber que cada cierto tiempo necesitan alejarse un poco de su dueño.
Los machos son muy juguetones y no paran quietos, por lo que si eres una persona muy activa podéis encajar muy bien. Sus juegos preferidos son los de caza, atrapar cosas con sus patas para mordisquearlas y pasear por “su territorio”.
Otra particularidad en los gatos macho es su actitud sexual. Un gato que no esté castrado tendrá como prioridad susnecesidades sexuales, por lo que puede llegar a tener un comportamiento realmente molesto. Estará más irritable e inquieto, y hasta puede que pierda el apetito y el sueño. Dejará de tener ganas de jugar y se mostrará menos cariñoso con su dueño. Si no quieres que tu mascota tenga familia, lo más recomendable es esterilizarlo, tanto por su bienestar como por el tuyo.

Gatos y dueños si el gato es hembra

Las hembras suelen ser más cariñosas que los machos, además de más atentas. Son bastante sociables con las personas, pero no se acercarán a otros gatos a no ser que sea realmente necesario.
Las gatas dedican más tiempo a su dueño, pero también son mucho más celosas y protectoras, sobre todo cuando comienzan la relación con su nuevo dueño. Al percibir un cambio de ambiente se sienten amenazadas, temen abandonar el entorno conocido y seguro. Pasada esta primera fase de desconfianza, el afecto hacia su dueño aumentará rápidamente.
Si eres una persona tranquila, te interesará saber que a las gatas les encanta estar tumbadas junto a su dueño. Es la mascota ideal para acompañarte en esos días en los que solo te apetece estar en el sofá sin hacer nada. Y es que las gatas son muy hogareñas y mucho menos activas que los machos.
La esterilización también es recomendable en el caso de las hembras si no deseas que tu mascota tenga descendencia. Al igual que los machos, las hembras también sufren la ansiedad de no poder aparearse durante el celo, y lo notarás enseguida porque se mostrará molesta y se quejará a menudo. Además de ahorrarle esas molestias a tu gata, con la esterilización la protegerás frente a quistes de ovario y otros problemas graves de salud.
Recuerda que cada gato es único y especial, y que esto solo son generalidades. El género al que pertenezca no es determinante, y además hay otros factores que influyen en su personalidad, como la educación recibida o el cariño y atención que su dueño le dedique.

Imán


¿Por qué alos gatos no les gusta el agua?

Muchas veces cuando intentas bañarlos se ponen tensos, se enfadan y en la angustia por intentar huir pueden morder y arañar a quién tengan a mano. Pero, ¿por qué a los gatos no les gusta el agua?

Por qué los gatos le tienen miedo al agua

Este miedo al agua es algo muy curioso y también un aspecto muy interesante de los felinos, ya que los gatos no son los únicos felinos que lo sufren, a pesar de que todos son grandes nadadores, incluidos los gatos. Por ejemplo, a los leones y a los guepardos no les gusta nada tener que cruzar un río, si no es una necesidad extrema evitarán a toda costa darse un chapuzón. En cambio, los jaguares y los tigres disfrutan mucho del agua, incluso cazan en entornos con agua.
El origen de esta fobia se suele relacionar con la procedencia de los gatos. La mayoría de las razas de estos felinos provienen de Oriente Medio, de regiones con clima desértico y donde difícilmente encuentras grandes cantidades de agua. Con la evolución y los diferentes movimientos geográficos de las razas, los gatos fueron encontrando otros parajes y climas en los que el agua es más frecuente. Pero sus orígenes desérticos han hecho que conserven cierta desconfianza ante ese líquido tan curioso y extraño para ellos.
Por otra parte, los gatos no son animales cobardes o tímidos, pero sí muy prudentes y desconfiados. Al encontrarse con algo que no conocen tienden a observarlo detenidamente (de lejos) e intentan analizarlo. El agua es algo que los sorprende muchísimo, no solo les da miedo, también les provoca curiosidad y sorpresa. ¿Alguna vez has visto a tu gato quedarse embobado durante un rato viendo como caen gotas de un grifo? Es todo un misterio para ellos ¡qué substancia tan rara!
Estos sentimientos encontrados de atracción y miedo, pueden resultar confusos, pero también muestran que el odio de los gatos hacia el agua no es eterno y que se puede intentar superar. Es posible acostumbrar a tu gato al agua, solo tienes que tener paciencia y empezar a habituarlo desde que es un cachorro. Sigue estas instrucciones para conseguir que a tu gato no le disguste el agua:
  • Es importante que utilices agua caliente en el proceso de adaptación, ya que a los gatos les encanta el calor y será más confortable para ellos.
  • Empieza un día en el que tu gato se sienta cómodo y tranquilo, un momento en el que no haya ruidos ni gente externa.
  • Mójale con un trapo húmedo poco a poco para evitar que le genere rechazo y ve aumentando la cantidad de agua que le echas al trapo a medida que se vaya acostumbrando.
  • Da un paso más y mójalo cada vez más partes del cuerpo.
  • Cuando ya esté acostumbrado al trapo mojado, prueba a jugar con el animal en un recipiente con muy poca agua.Le llamará la atención y disfrutará jugando con ella, chapoteando y salpicando.
  • Si ves que le agrada el juego puedes ir complementándolo con el trapo mojado, e ir echando cada vez más agua en el barreño.
  • Si inicias así a tu gato seguramente no reaccionará de forma negativa ante la acción de ponerse en contacto con el agua. Tu gato se acostumbrará a recibir baños y los recibirá de forma tranquila y alegre.

Razas de gatos que les gusta el agua

Existen unas razas de gatos que disfrutan enormemente con el agua. Juegan con ella, la observan durante un buen rato o incluso nadan cómodamente. Estos son 10 de las razas que más disfrutan con el agua:
  1. Angora turco: les encanta chapotear y mirar como cae el agua.
  2. Gato de Bengala: en general, les encanta jugar con el agua.
  3. Pixie bob: esta raza se meterá contigo en la bañera si no estás atento.
  4. Maine coon: estos gatos tan enormes disfrutan jugando con el agua.
  5. Van turco: se trata de un gato poco común que es apodado “el gato nadador” ¿por qué será?
  6. Abisinio: es una raza de origen egipcio que no teme a un buen baño.
  7. Gato del bosque de Noruega: se trata de un gato acostumbrado a andar por la nieve sin problemas y que disfruta jugando con el agua.
  8. Savannah: mezcla de gato doméstico y serval (gato salvaje africano) goza jugando con el líquido elemento.
  9. Bobtail japonés: observa con fascinación cómo los movimientos del agua.
  10. Manx: simplemente se caracterizan por disfrutar del agua.

domingo, 24 de julio de 2016

viernes, 22 de julio de 2016

Negriño


Salió un rato y, cuando  le nevó encima,  lo único que quería era entrar

El ronroneo

¿Cuándo ronronean los gatos?

Los gatitos de pocos días de vida, aún sordos, ciegos y con una capacidad olfatoria limitada, son capaces de guiarse hacia la madre mediante las vibraciones del ronroneo materno.
Se piensa que esta conducta es útil para calmar a la madre y crear un “ambiente familiar”, un vínculo entre los gatitos y la gata, especialmente importante durante esa etapa del desarrollo de los pequeños.
En gatos adultos, el ronroneo también es utilizado como método de conciliación para evitar enfrentamientos. En estos casos, este especial tipo de sonido, disminuye la posibilidad de que se desarrolle una refriega, apaciguando el ambiente.
Las gatas también pueden ronronear durante el cortejo del macho y la cópula. En estas situaciones, a través del ronroneo, se intenta reducir el estrés y una posible situación de disputa. Los gatos ronronean en casi cualquier situación, incluyendo durante el periodo anterior a la muerte, posiblemente asociado a un estado de euforia similar a la que aparece en seres humanos enfermos terminales.
Tanto las experiencias placenteras, como los momentos de estrés o ansiedad, pueden ir acompañados por el ronroneo del gato. Algunos investigadores atribuyen el ronroneo a cualquier sensación profunda, ya sea alegría, dolor, temor, etc. Algunas gatas en el momento del parto también emiten un ronroneo potente. Incluso hay estudios que postulan que el ronroneo podría tener un efecto curativo en gatos.

Duna, de San Carlos de Bariloche



ella es la dueña de la humana Helga

martes, 19 de julio de 2016

Los gatos y los aromas


Desde que nace, el gatito tiene un sentido del olfato muy desarrollado que le sirve de contacto con su madre y con el mundo, ya que nace sordo y ciego.


En este primer contacto, es especialmente influyente la presencia de un órgano que sólo tienen los gatos, los perros y los conejos: El órgano vomeronasal o de Jacobson. Se trata de un minúsculo conducto que parte de la bóveda del paladar, y que posee doscientos millones de células sensoriales especializadas. Este órgano permite al gato reconocer las sustancias químicas presentes en el aire, clasificarlas, y diferenciarlas correctamente.
Los gatos, además de poseer su propio olor corporal, como todos los mamíferos, poseen una serie de glándulas cutáneas que segregan sustancias aromáticas. Estas glándulas se encuentran en las mejillas, la barbilla, la planta de los pies, el dorso, la raíz de la cola, además de las glándulas anales y genitales.
En los grupos sociales de gatos, estas sustancias aromáticas se comparten entre todos los miembros para establecer la pertenencia al grupo. Para ello se utilizan unas formas de contacto muy características, como el roce de cabezas, de dorsos, frotarse con un rascador, pasar el lomo bajo la barbilla de un compañero, etc.

El comportamiento de marcaje del gato

Los gatos necesitan asegurar su terreno para sentirse cómodos y a salvo. Os habréis fijado que, normalmente, nuestro gato, “marca” sus zonas favoritas restregando la carita o el lateral del cuerpo contra paredes, muebles o, incluso, nosotros mismos. Es su forma especial de asegurarse que, su terreno, huele como debe ser.
Las feromonas son las encargadas de este tipo de marcaje invisible. Para nosotros, las marcas olorosas que usan los felinos son invisibles e inodoras, salvo las realizadas con orina en el caso de gatos enteros, un motivo más para pensar en esterilizarlo, minimizando el riesgo de este tipo de marcas.
Si os fijáis bien, cada animal tiene sus rutinas de movimiento por la casa. Cuando los gatos se sienten seguros en su entorno, se frotan la cabeza dejando superficies impregnadas de una sustancia llamada feromona facial, que permiteidentificar ese entorno como familiar.
Cuando un gato se frota contra ti, cuando llegas de la calle, en realidad está compartiendo su olor contigo para que huelas como debe ser, a casa.

domingo, 17 de julio de 2016

Desesperados

Homero y Luna, desesperados, se refugian en lo alto




no hay sosiego en esta casa, desde que entró esta perrita que juega sin respeto por cualquier lugar



Calentitos



y cómodos




mientras afuera




nieva




y avanza el invierno



sábado, 9 de julio de 2016

viernes, 8 de julio de 2016

NUeva integrante en la familia

Llegó Nazca a casa y los gatos reaccionaron como pudieron



la miran obsesivamente



desde tan alto como pueden 



algún día van a bajar...