El siamés original tenía ojos estrábicos y anillas en la cola. El estrabismo y los nudos (kinks) en la cola son considerados hoy faltas graves, pero alguna vez fueron tan comunes que se tejieron toda clase de leyendas alrededor de ellos.
Una leyenda cuenta sobre una valiosa copa perdida y dos gatos Siameses encargados de buscarla. Cuando ellos encontraron la copa, un gato se quedó para cuidarla mientras el otro regresó con las buenas noticias. El gato de guardia, una hembra, estaba tan angustiada de poder extraviarla nuevamente que ciñó su cola herméticamente alrededor de ella y la sostuvo tan firme que su cola se retorció permanentemente. Y todo el tiempo en que estuvo esperando el regreso del otro gato, miró fijamente la copa pues temía que ésta desapareciera y sus ojos quedaron bizcos.
Otra leyenda cuenta sobre una princesa que, cuando tomaba sus baños, temía que le robasen sus anillos y entonces se los confió a su gato Siamés. Ella puso los anillos en la cola del gato pero, cuando el gato se durmió, los anillos se cayeron. Así que la princesa ató un nudo en la cola del gato para que esto nunca pudiera pasar de nuevo.