martes, 21 de junio de 2016

El sonido del amor


Los gatos y el frío

Gatos de interior
Comenzaremos hablando de los gatos que viven en nuestros hogares, que son los que mas cerca tenemos. Aunque indudablemente nuestros gatos de interior disfrutan de una temperatura mucho más agradable que los animales que viven fuera, a los gatos es bien sabido que les encanta el calorcito. Por ello, con la llegada del frío tienden a buscar los lugares más cálidos de la casa.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es que en la búsqueda de estos lugares cálidos podríamos llevarnos una desagradable sorpresa, ya que permanecer mucho tiempo cerca de estufas, radiadores o chimeneas podrían terminar quemando el pelo o dañar la piel del animal. Incluso podrían resecar su piel o provocar problemas respiratorios.

Es mejor proporcionar a nuestro gato lugares de cobijo adecuados y calentitos. En
concreto, los gatos ancianos, artríticos o los gatos sin pelo, agradecerán una camita caliente con una mantita, e incluso una cueva para gatos. Existen algunas opciones para calefaccionar sus camitas, como una bolsa de agua caliente (tipo las qe usaba tu abuela para calentar la cama) o una bolsa térmica sin conexión a la corriente.

Elegir lugares altos para poner los refugios es una buena opción si tu gato no es anciano o artrítico (de otra manera les dificultamos llegar a ellas). Al estar en alto, se enfrían menos, ya que el aire caliente tiende a subir. Existen, así mismo, unas hamacas para colgar del radiador, que se mantienen calentitas por la acción de éste.

Podemos aprovechar la luz del sol en días de invierno soleado: abrir las cortinas para que entre el sol y nuestro gato pueda tomar baños solares que lo mantienen calentito.

Acerca de la sequedad del aire, que puede provocar problemas a los animales y las personas, esta proviene de la calefacción. Puedes colocar frascos de agua encima del radiador o bien instalar un humidificador.
 
Del mismo modo debemos prestar atención al pelaje de nuestro amigo, ya que es su principal defensa contra el frío. Debe estar en estado óptimo para aguantar la bajada de temperatura. Para ello, debemos revisarlo periódicamente para comprobar su buen estado, y cepillarlo a menudo para eliminar pelo suelto que no protege adecuadamente. Para que crezca sano y fuerte, podemos suplementar de modo controlado la dieta de nuestro gato con aceite de salmón (fuente de ácidos grasos) o dándole latas de pescado.

Hablando de comida, es normal que en esta estación los animales coman más, ya que necesitan calorías que quemar para mantener la temperatura. Elegir un buen alimento, rico en proteínas y suficiente en grasas, es esencial. Podemos ir pesando a nuestro gato para comprobar que no pierde ni gana demasiado peso, esto es especialmente importante en el caso de gatos ancianos, que pueden perder el apetito con la edad y no comer lo suficiente.

Para las visitas al veterinario, procura llevar una buena manta en la transportadora, así como una bota de agua o calefactable. Debes vigilar en esta época a los gatos con problemas de movilidad, reumáticos, artriticos y ancianos, que podrían tener las articulaciones especialmente rígidas y doloridas. Para hacerles la vida más fácil, procura colocar sillas o muebles para ayudarles a saltar a determinados sitios.

Algunos gatos aun podrían necesitar más cuidado. Los gatos sin pelo, como los Sphinx, podrían necesitar que les pongas un abrigo para mascotas. Puedes hacerlo fácilmente con un jersey viejo, comprarlo en tiendas para mascotas o hechos a mano por artesanos.

Gatos de exterior
Los gatos de exterior presentan muchos más problemas que los gatos de interior a la hora de pasar el invierno, pero podemos ayudarlos.
 

En primer lugar, podemos crear un refugio. El refugio no tiene que ser demasiado grande, los refugios pequeños conservan mejor el calor. Una caja de almacenaje grande de color oscuro (atrapa el calor) podría servir. Del mismo modo, la puerta de entrada no debe ser demasiado grande para evitar la pérdida de calor. Otros trucos para que se mantengan calientes es orientarlas de manera que no les de demasiado el aire o en lugares escondidos, además de que no estén a ras de suelo. Para ello podemos usar pallets de madera, por ejemplo. Podemos aislar el refugio. Por ejemplo, colocar un pequeño tejadillo en la entrada para evitar que la lluvia penetre y colocar un material aislante en el interior. Aunque es tentador colocar mantas, hay que tener en cuenta que absorben humedad muy rápidamente y podrían provocar problemas (hongos, por ejemplo). El polietileno es una buena opción o también la paja. 

Como hemos comentado anteriormente, la comida es muy importante en invierno, y para los gatos de exterior, todavía más. La comida y la bebida deberían estar a cobijo del mal tiempo y evitando que el agua se congele. Para ello, colocaremos de nuevo los cuencos de modo que no estén a ras de suelo. Es preferible ponerlos en una zona cubierta, o poner un tejadillo para evitar que la lluvia arruine la comida. Si eres muy hábil puedes construir una estación de alimentación. Sino, una simple tapa de basura con unos palos clavados te podría servir como techo improvisado.

Proporcionarle la comida suficiente, ya que ahora necesitan más, es vital. Durante el día, puedes colocar la comida húmeda, que aporta más proteínas, evitando así que se congele por la noche. Puedes incluso darle un toque al microondas para que esté un poco atemperada. Por la noche, cuando hay riesgo de congelación, coloca comida seca y vigila que el agua no se hiele. Para ello, es útil cambiarla antes de que caiga la noche y colocarla en un lugar soleado durante el día. Incluso puedes colocar una botella de agua caliente debajo del cuenco para mantener el agua más tiempo a salvo de la congelación.

Si aun con estos cuidados te encuentras a un gato con hipotermia o en riesgo de congelación, debes llevarlo rápidamente a un veterinario. Si está lejos o no hay ninguno disponible, utiliza agua caliente (pero nunca hirviendo) para empapar una toalla y colocarla sobre el animal. Conforme el gato adquiera calor, debemos colocar toallas secas para absorber el agua y evitar que se enfríe. Una vez seco, colocarlo en un lugar cálido y refugiado.

Además de estos consejos, es importante que tengas en cuenta que en invierno los gatos de la calle tienden a meterse en el interior de los coches porque el motor les calienta. Si estacionas tu coche en la calle, aseguráte ANTES de encenderlo de que no hay ningún gato dentro, o podrías provocar una catástrofe. Para ello, haz un ruido fuerte, por ejemplo golpeando la zona alrededor de las ruedas o el motor.

¡Cuidado! los gatos pueden meterse entre los huecos de tu coche

Estos consejos son especialmente importantes para gatitos, gatos enfermos, ancianos o de poco pelo. En algunos casos, podrían resfriarse, mostrando síntomas similares a los humanos: ojos llorosos, mucosidad, estornudos, apatía... al menor síntoma, mejor llevarlo al veterinario.