jueves, 18 de junio de 2009

sietevidas

a mi gato Biafra

en el recuerdo




1.




fue muy larga la fiesta, tanto

que me había tocado

la basura, limpiar los restos

del naufragio, pedazos

de música escarchados por el suelo.

Toda esa gente

se había ido a su sexo seguro

a la ración de droga al vértigo

de videoclip para el fin

de la noche

bolsas de plástico repletas, acumuladas

en el piso, mañana

me las tragaría, por unos cuantos

días el mismo hambre

de la danza sería

alimento para danzarines. Por el pasillo

afuera, es la sombra de mi gato

que regresa.



2.




bajo esa luz negra tu suéter

exhibía

infinitas motas de algodón, síncopa

que nos clavaba

agujitas de vudú entre los ojos

una vez puestas las sillas

arriba de las mesas

la fiesta reventó

como un gran huevo

estallado contra el piso.

Me quedé en los diecisiete

wiskies, la resaca, el pánico

de poner un pie

en el otro lado

entonces era una sombra y era

el gato de regreso.





3.




no solía callarme en las reuniones

si un plato se vaciaba rápidamente

lo servía, si un vaso

se bebía lo llenaba. Fui

payaso en el exilio del circo

mentidora en diploma. Al fin

se han ido a cumplir

el celibato de las letras

claro está

ya no soy virgen, no

lo quiero ser

la cuestión es que se fueron, me quedé

manteniendo una conversación

sin importancia, sólo

porque un solo de silencio

se escuchaba insoportable

encendí las lámparas

y envolví entre sombras la silueta

del gato de regreso.





4.




entonces nos quedamos con un ruido

a conversación flotando

en la cabeza, se piensa en la sangre

que chorrea del pollo

mal asado. En partir

morir un poco, el humo

igual que el grabador

quedó prendido. Quedarse

prendido una vez

que todos parten, morirse

un poco. Puestos

los menudos en el patio

en el plato del gato

su sombra quizás es

la que regresa.




5.




reapareció en el frenesí la cigarrera

cajita china con objetos

de sospechoso olor que yo no fumo

cuando me encuentro entre desconocidos

¿qué son esas gentes que atraviesan

las puertas de mi casa vestidos con colores

fuertes, de naranja, verde

botella, violeta pálido?

Yo no fumo si no estoy entre fantasmas

aunque nieguen los espíritus todo, se

nieguen todos a sí mismos.

Devueltos en la vorágine de un juego

de video, no servimos para

cerrar las puertas, mejor

no servir. Sólo juntar

los vasos sucios, guardar

todo. Afuera aquello

que se mueve en planos

de penumbra, mi gato que regresa.



6.




y ahora me levanto de la cama y me quedo

ahora un rato sentada, mirando

el espejo, y miro y miro, miro y espero

que una parte de mí salga

aleteando, se haga mariposa o ave y nada. Alguien

dice, me dice en la mañana tu cara

tiene un rictus raro, como si

te hubiesen desarmado y armado de nuevo.Ahora sí

creo en el mecano. La magia

de las tuercas, si supiera

quién desarma a quién, quién arma

de vuelta. Siempre voy a esperar

los fragmentos que se arman bajo

el alumbrado de la calle

del gato de regreso.



7.




para el que ha comido de la mano

hasta que no se vean sus restos, que

se sigue llenando su plato que

se insiste hasta cuando

se vean sus restos y aún

se lo espera al que ha comido

de su mano aunque

ya no se crea en su vuelta

siempre queda un último

fondo de vino, el último cigarro

mirar hacia la calle cuando

todos se han ido. Vamos a seguir

poniendo el plato, por él

que ha comido de la mano

aunque ya no se crea siempre queda

ese último cigarro.



Claudia Sastre