martes, 8 de diciembre de 2009

Primera salida a su nuevo jardín

Aragorn salió a conocer el jardín, los ruidos nuevos, los ladridos del barrio y los de su propio Frodo.


Todavía no le gusta nada eso de que Frodo ande a su alrededor. Pero el pobre gigantón sólo se acerca a reclamar mimos para él. Ni se fija en que haya un gato más o menos en su casa.





viernes, 4 de diciembre de 2009

Aragorn






Este es Aragorn. Nació el 21 de setiembre de este año y llegó a casa hoy.
Melusina y Negriño lo recibieron muy bien. Gandalf fue absolutamente indiferente.
Pero Kumari no lo aceptó ¡y se armó la batahola! En esta casa, si uno es gato, hay que ser aceptado por Kumari, que es la matriarca. Le hizo fus a él y a Melusina que ya lo había estado lamiendo.
Desde ese momento, Aragorn les hace fus a todos los gatos y ellos a él.
Pero para Kumari la maternidad es un punto muy débil. Ya lo va a aceptar y les va a permitir a los otros gatos que también lo acepten.

Perla, de la Veterinaria "La ruta" de S.C. de Bariloche

Perla es la nueva integrante del staff de la veterinaria "La ruta" de S.C. de Bariloche



Sus humanos, Fernando, Vivi, Vale y Mariana se dedican a atender y curar animalitos...¡y a castrarlos!!!



¡Rápidop A-Risco, venite pronto de Río Grande, antes de que castren a esta bellecita blanca, justo como para vos!!!

jueves, 3 de diciembre de 2009

Colorado anónimo de Valdivia, Chile


Este bellísimo gato fue tomado por la profe Gabriela Luque de Río Gallegos, Santa Cruz, mientras dormitaba (el gato) en una plazoleta de Valdivia, Chile.
Hermoso.

martes, 1 de diciembre de 2009

Plata y sus bebés, de Villa María, Córdoba


Esta hermosura es Plata. Su dueña, Mariela Beby Rubiano es criadora de siames thai. Hace poquito incorporó esta otra raza y nos cuenta:

PLATA ES DE RAZA SEYCHELLOIS O SNOWSHOES, COMO OTROS LA LLAMAN. TIENE UN AÑO. LA COMPRE A UNA CRIADORA DE MAR DEL PLATA, DE AHI EL NOMBRE.... TODA UNA ODISEA TRAERLA A ELLA Y A OTRA HERMANITA QUE COMPRE. AL FIN CONSEGUI UNA MUDANZA QUE VENIA DE ALLI Y VIAJARAN EN ESE CAMION HASTA VILLA MARIA, CORDOBA.


ESTA CON 4 BEBES, Y SE ASOCIO CON MI GATA JULIA Y CRIAN A SUS BEBES JUNTITOS.SON UNAS MADRAZAS LAS DOS!!! AHI TEMANDO UNAS CUANTOS FOTOS DE ELLA Y ALGUNOS DE SUS BEBES.






Si a algún lector le interesan estas bellecidades de raza, tien que dirigirse a Beby: CRIADERO DE SIAMESES THAI, SAN JORGE: beby197624@hotmail.com

lunes, 30 de noviembre de 2009

Gato anónimo de Magallanes, Chile



Este minino anónimo descansaba bajo un cartel de propaganda política...olvidable...en Magallanes, República de Chile, paso obligado para viajar a Río Grande, Tierra del Fuego. Allí lo fotografió la poeta Claudia Sastre de San Julián, camino a la Feria del Libro de noviembre de este año.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Narciso

Si salía, encerraba a los gatos. Los buscaba, debajo de los muebles, en la ondulación de los cortinajes, detrás de los libros, y los llevaba en brazos, uno a uno, a su dormitorio, Allí se acomodaban sobre el sofá de felpa raída, hasta su regreso. Eran cuatro, cinco, seis, según los años, según se deshiciera de las crías, pero todos semejantes, grises y rayados y de un negro negrísimo.
Serafín no los dejaba en la salita que completaba, con un baño minúsculo, su exiguo departamento, en aquella vieja casa convertida, tras mil zurcidos y parches, en inquilinato mezquino, por temor de que la gatería trepase a la cómoda encima de la cual el espejo ensanchaba su soberbia.
Aquel heredado espejo constituía el solo lujo del ocupante. Era muy grande, con el marco dorado, enrulado, isabelino, Frente a él, cuando regresaba de la oficina, transcurría la mayor parte del tiempo de Serafín. Se sentaba a cierta distancia de la cómoda y contemplaba largamente, siempre en la misma actitud, la imagen que el marco ilustre le ofrecía: la de un muchacho de expresión misteriosa e innegable hermosura, que desde allí, la mano izquierda abierta como una flor en la solapa, lo miraba a él, fijos los ojos del uno en el otro. Entonces los gatos cruzaban el vano del dormitorio y lo rodeaban en silencio. Sabían que para permanecer en la sala debían hacerse olvidar, que no debían perturbar el examen meditabundo del solitario, y, aterciopelados, fantasmales, se echaban en torno del contemplador.
Las distracciones que antes debiera a la lectura y a la música propuesta por un antiguo fonógrafo habían terminado por dejar su sitio al único placer de la observación frente al espejo. Serafín se desquitaba así de las obligaciones tristes que le imponían las circunstancias. Nada, ni el libro más admirable ni la melodía más sutil, podía procurarle la paz, la felicidad que adeudaba a la imagen del espejo. Volvía cansado, desilusionado, herido, a su íntimo refugio, y la pureza de aquel rostro, de aquella mano puesta en la solapa le infundía nueva vitalidad. Pero no aplicaba el vigor que al espejo debía a ningún esfuerzo práctico. Ya casi no limpiaba las habitaciones, y la mugre se atascaba en el piso, en los muebles, en los muros, alrededor de la cama siempre deshecha. Apenas comía. Traía para los gatos, exclusivos partícipes de su clausura, unos trozos de carne cuyos restos contribuían al desorden, y si los vecinos se quejaban del hedor que manaba de su departamento se limitaba a encogerse de hombros, porque Serafín no lo percibía; Serafín no otorgaba importancia a nada que no fuese su espejo. Éste sí resplandecía, triunfal, en medio de la desolación y la acumulada basura. Brillaba su marco, y la imagen del muchacho hermoso parecía iluminada desde el interior.
Los gatos, entretanto, vagaban como sombras. Una noche, mientras Serafín cumplía su vigilante tarea frente a la quieta figura, uno lanzó un maullido loco y saltó sobre la cómoda. Serafín lo apartó violentamente, y los felinos no reanudaron la tentativa, pero cualquiera que no fuese él, cualquiera que no estuviese ensimismado en la contemplación absorbente, hubiese advertido en la nerviosidad gatuna, en el llamear de sus pupilas, un contenido deseo, que mantenía trémulos, electrizados, a los acompañantes de su abandono.
Serafín se sintió mal, muy mal, una tarde. Cuando regresó del trabajo, renunció por primera vez, desde que allí vivía, al goce secreto que el espejo le acordaba con invariable fidelidad, y se estiró en la cama. No había llevado comida, ni para los gatos ni para él. Con suaves maullidos, desconcertados por la traición a la costumbre, los gatos cercaron su lecho. El hambre los tornó audaces a medida que pasaban las horas, y valiéndose de dientes y uñas, tironearon de la colcha, pero su dueño inmóvil los dejó hacer. Llego así la mañana avanzó la tarde, sin que variara la posición del yacente, hasta que el reclamo voraz trastornó a los cautivos. Como si para ello se hubiesen concertado, irrumpieron en la salita, maulando desconsoladamente.
Allá arriba la victoria del espejo desdeñaba la miseria del conjunto. Atraía como una lámpara en la penumbra. Con ágiles brincos, los gatos invadieron la cómoda. Su furia se sumó a la alegría de sentirse libres y se pusieron a arañar el espejo. Entonces la gran imagen del muchacho desconocido que Serafín había encolado encima de la luna ¬y que podía ser un afiche o la fotografía de un cuadro famoso, o de un muchacho cualquiera, bello, nunca se supo, porque los vecinos que entraron después en la sala sólo vieron unos arrancados papeles¬ cedió a la ira de las garras, desgajada, lacerada, mutilada, descubriendo, bajo el simulacro de reflejo urdido por Serafín, chispas de cristal.
Luego los gatos volvieron al dormitorio, donde el hombre horrible, el deforme, el Narciso desesperado, conservaba la mano izquierda abierta como una flor sobre la solapa y empezaron a destrozarle la ropa.

Manuel Mujica Lainez