viernes, 22 de mayo de 2009

Kahlo



Autorretrato. Frida Kahlo

jueves, 21 de mayo de 2009

Amor gatuno


A mi gata, a mi gata
hace más de un mes
la llamaba un gato,
pero en gatunés.

¿Saben lo que hacía
para conquistarla?
¡Pis, alrededor
de toda mi casa!

Muy bien entendía
mi gata Magnolia
que así le decía:
“¿querés ser mi novia?”

El gato y la gata,
tan enamorados,
pasaban las noches
arriba de un árbol.

Cada vez mi gata
se puso más mansa,
dormía la siesta,
le creció la panza ...

Primero una nuez,
después un barril
y una luna llena
que se va a partir.

Quiso ir a su cesta
con mamá y conmigo,
mientras de la panza
le salen gatitos.

Ya vienen, ya vienen,
¡son tres, cuatro, cinco!
la mamá los lava
y les hace mimos.


Silvia Alejandra García

miércoles, 20 de mayo de 2009

El gato de Cheshire


Fragmento de la novela "Alicia en el pasís de las maravillas"




El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto.
- Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar – dijo el Gato.
- No me importa mucho el sitio… – dijo Alicia.
- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes – dijo el Gato.
- … siempre que llegue a alguna parte – añadió Alicia como explicación.
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte – aseguró el Gato- , si caminas lo suficiente!
A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta: ¿Qué clase de gente vive por aquí?
- En esta dirección – dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en esta dirección – e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos.
- Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca – protestó Alicia.
- Oh, eso no lo puedes evitar – repuso el Gato- . Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca? – preguntó Alicia.
- Tienes que estarlo afirmó el Gato- , o no habrías venido aqui.
Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas:
- ¿Y cómo sabes que tú estás loco?
- Para empezar -repuso el Gato- , los perros no están locos. ¿De acuerdo?
- Supongo que sí – concedió Alicia.
- Muy bien. Pues en tal caso – siguió su razonamiento el Gato- , ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco.
- A eso yo le llamo ronronear, no gruñir – dijo Alicia.
- Llámalo como quieras – dijo el Gato- . ¿Vas a jugar hoy al croquet con la Reina?
- Me gustaría mucho – dijo Alicia- , pero por ahora no me han invitado.
- Allí nos volveremos a ver – aseguró el Gato, y se desvaneció.
A Alicia esto no la sorprendió demasiado, tan acostumbrada estaba ya a que sucedieran cosas raras. Estaba todavía mirando hacia el lugar donde el Gato había estado, cuando éste reapareció de golpe.
- A propósito, ¿qué ha pasado con el bebé? – preguntó- . Me olvidaba de preguntarlo.
- Se convirtió en un cerdito – contestó Alicia sin inmutarse, como si el Gato hubiera vuelto de la forma más natural del mundo.
- Ya sabía que acabaría así – dijo el Gato, y desapareció de nuevo.
Alicia esperó un ratito, con la idea de que quizás aparecería una vez más, pero no fue así, y, pasados uno o dos minutos, la niña se puso en marcha hacia la dirección en que le había dicho que vivía la Liebre de Marzo.
- Sombrereros ya he visto algunos – se dijo para sí- . La Liebre de Marzo será mucho más interesante. Y además, como estamos en mayo, quizá ya no esté loca… o al menos quizá no esté tan loca como en marzo.
Mientras decía estas palabras, miró hacia arriba, y allí estaba el Gato una vez más, sentado en la rama de un árbol.
- ¿Dijiste cerdito o cardito? – preguntó el Gato. – Dije cerdito -contestó Alicia-. ¡Y a ver si dejas de andar apareciendo y desapareciendo tan de golpe! ¡Me da mareo! – De acuerdo – dijo el Gato.
- ¡Vaya! – se dijo Alicia -. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!

Lewis Carroll


El gato de Cheshire, tal como lo imaginó John Tenniel en 1866

lunes, 18 de mayo de 2009

Chagall




París vista desde la ventana- Marc Chagall

Chacarera de los gatos

Tres morrongos elegantes
De bastón galera y guantes,
Dando muchas volteretas
Prepararon sus maletas

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Toda la ratonería
Preguntó con picardía:
“Michifuces, dónde van?”
“Nos vamos a Tucumán.”

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Pues les han pasado el dato
Que hay concursos para gato,
Los tres michis allá van
En tranvía a Tucumán.

Con cautela muy gatuna
Cruzan la Mate de Luna,
Y se tiran de cabeza
Al Concurso de Belleza.

Mas como el concurso era
Para Gato… y Chacarera,
Los echaron del salón
Sin ninguna explicación.

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Volvieron poco después
Las galeras al revés,
Con abrojos en el pelo
Y las colas por el suelo.

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Le maullaron la verdad
A toda la vecindad:
“Tucumán es feo y triste
porque el gato allá no existe.”

Los ratones escucharon
Y en seguida se marcharon.
Los ratones allá van
En tranvía a Tucumán


Letra y música: María Elena Walsh

La calle del gato que pes

Peligroso es
andar por la ca
la calle del ga
del gato que pes
que pesca y después
se esconde y escapa pa pa pa.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.

A la gente que
pasa distraí
el gato bandi
con caña y anzue
les pesca el sombre
sombrero y el moño ño ño ño.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.

El gato francés
con tanto sombre
nadie sabe qué
qué hace después,
y el asunto es
es que se disfraza za za za.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.

Pero el gato un dí
salió disfraza
con gorra de la
de la policí
disfrazado así
dio una caminata ta ta ta.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.

Así disfraza
oyó la denun
cia de un transeú
contra un gato ma
porque le ha roba
robado el bonete te te te.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.

El gato no pue
decirle soy yo
confundido no
tiene más reme
que llevarse pre
preso al calabozo zo zo zo.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.



María Elena Walsh

Allí en el tiempo

Hay días
en que el cuerpo
triste golem
deambula con los ojos
hacia adentro
y pies perdidos

sin lograr
lectura ni recuerdo
de la inscripción iniciática
en su frente.

Tiempo de
pensar laberintos
graderías, corredores
discutir razones bizantinas.

Días
en que el alma

harta de regatear jirones
no quiere acompañarme
por el mundo

exhausta de cornisas
busca abrigo
en rincones que
la vuelven invisible


allí
entibia, acaricia, lame
y amorosamente
rasguña el aire
del primer ronroneo
guardado en el tiempo.

Silvia Alejandra García