lunes, 22 de febrero de 2016

Familia de refugiados se reencuentra con su gato


Al igual que tantos de sus compatriotas, Ankush y su familia ingresaron a Europa por mar usando como puerta de entrada la isla griega de Lesbos. Todos huían de la violencia desatada por Estado Islámico, y procuraban una vida mejor en lejos de casa.
En su migración la familia no olvidó a Kunkush, un minino de tres años al que acondicionaron en un canasto. Pero durante las peripecias de la travesía en hacinadas embarcaciones, el gato se extravió. Inútiles fueron sus esfuerzos por localizarlo, así que debieron resignarse a continuar su viaje. La familia cruzó Europa entera hasta obtener asilo en Noruega.
Mientras tanto, Kunkush vivía sus propias aventuras. Tuvo la buena fortuna de que su canasto llegara a la orilla, donde unos pescadores lo hallaron. Animal casero y poco habituado a la vida callejera, estaba siendo atacado por otro gatos cuando estos trabajadores del mar lo rescataron, le dieron de comer y lo bautizaron Dias, palabra griega para nombrar al antiguo dios Zeus.
En ese punto de la historia intervienen las voluntarias estadounidenses Ashley Anderson, Amy Shrodes y Michelle Nhin, quienes se encuentran en la isla para asistir a los numerosos refugiados que recalan en las playas.
Tras crear una página de Facebook específica para dar con los dueños del animalito, y realizar varias pesquisas sobre el terreno, lograron identificar a los propietarios.

Luego de algunas comunicaciones vía Skype para confirmar identidades, un voluntario viajó a Oslo para concretar el encuentro, gracias a una campaña online que permitió reunir rápidamente 600 euros para el traslado del hombre y del felino, informa The Independent.
Nhin, una de las voluntarias involucradas en esta historia con final feliz, asegura que el viaje de Kunkush representa en cierto modo la odisea de los migrantes de hoy.

"Nos necesitamos unos a otros. Si no fuera por las personas que notaron su situación vulnerable y lo acogieron, que probablemente estaría en la costa de Lesbos, luchando por su vida y por obtener un bocado. Pero no pasó inadvertido, y eso no será olvidado".

La leyenda del gato azul

Un gato grande y maltrecho, bastante viejo, camina muy despacio pegado a la pared. Se para en la entrada de un baldío y va derecho a un sucio rincón en donde están unos cuantos gatitos muy chiquitos llorando de frío y hambre. Los mira detenidamente, los olfatea, toma con delicadeza a uno de ellos y se lo lleva.
Camina más rápido con el pequeño gatito en la boca y lo deja en la puerta de una casa. Se esconde debajo de un auto y espera sereno y atento. El bebé gato llora con poca fuerza porque está debilitado, triste y asustado.
Cuando pasa alguien que se detiene y levanta al chiquitito, lo arropa y le habla con dulzura, el gato grande y maltrecho le ve en la cara y en los ojos que puede dar amor y protección, entonces sale de su escondite y su descolorido pelaje va convirtiéndose a un color azul tan claro y diáfano que se desvanece en el aire y desaparece.
Su misión es encontrarle un gato al humano que lo necesite.
¿Ha llegado a ti un gato azul?