domingo, 30 de octubre de 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

El Negro de París

El Negro es un gato tranquilo, distante, tosco a veces, sin ser grosero. Mi papá y yo fuimos a buscarlo una tardea la Sociedad Protectora de Animales de París. Habíamos llegado tiempo atrás a Francia, y yo me sentía muy solo,sin entender por qué habíamos dejado Buenos Aires con tanto apuro.Mi papá y mi mamá me explicaron muchas veces que corríamos peligro mientras los militares gobernaran en el país y que sería mejor que yo creciera y fuera a una escuela en un lugar donde me enseñarían a vivir en libertad.Cuando nos fuimos de Buenos Aires no tuvimos tiempo de llevarnos nuestras cosas; yo tuve que dejar un triciclo yun largo tren eléctrico que hacía marchar entre montañas, bosques y ríos que cabían sobre la mesa del comedor.Pero lo que más me dolió fue dejar a Pulqui, que dormía conmigo hecha una bolita tibia, acurrucada entre mis piernas, hasta que me despertaba a la mañana, siempre a la misma hora, para ir al colegio.Cuando llegó el momento de ir a tomar el avión, mi tío Casimiro vino a buscarla y me dijo que no estuvieratriste, que él la cuidaría y cuando volviéramos iría con ella a buscarnos al aeropuerto. Me lo prometió, esperó quela acariciara un rato y después la metimos en una canasta de mimbre. La oí maullar mientras mi mamá me abrazabay me apretaba muy fuerte y me decía que pronto volvería a verla.Llegamos a Francia y tuve que hacer nuevos amigos que hablaban un idioma cantarín y engolado que al principio no entendía. Todo era nuevo para mí: el idioma, pero también la nieve, las calles que terminabanenseguida y si uno doblaba una esquina, se perdía, porque en París es imposible dar la vuelta a la manzana. Lesmuestro el plano de mi barrio y díganme ustedes cómo harían para ubicarse en este enjambre de callecitas.¡Lindo lío! No sé cómo se las arreglará el cartero para ir y venir por ese jeroglífico, pero de vez en cuando traíauna carta de mi tío Casimiro para papá y mamá y una foto de Pulqui
para mí.Pero la foto no me bastaba. Yo quería acariciarla y jugar con ella, y tanto la extrañaba que un día mi papá me propuso que le buscáramos un amigo. Un lindo gato que pudiera recorrer las calles de París sin perderse y quealguna vez llevaríamos con nosotros a la Argentina para que se reuniera con Pulqui y le contara cómo es estaciudad vista desde los techos.Entonces una tarde fuimos en ómnibus a la Sociedad Protectora de Animales y encontramos al Negro.
Había muchos gatos y perros y gente que los miraba y hablaba. Daban lástima, ahí encerrados esperando quealguien viniera a buscarlos. Yo hubiera querido llevármelos a todos, perros y gatos, pero tenía razón mi mamácuando me dijo que no había lugar en casa para todo el mundo. Nuestro departamento era muy chiquito y hubierasido un lío tenerlos a todos sobre la cama, sobre el ropero, en la bañadera y hasta en los cajones de los armarios.Así que estuvimos mirando hasta que vi al Negro.
Estaba sobre un tronco largo que atravesaba la jaula, echado,con la mirada distante como si soñara. No bien lo vi con esos ojos redondos como cacerolas y esos bigotes largoscomo cañas de pescar, me pareció que lo conocía de toda la vida. Me dije que a Pulqui le gustaría que lelleváramos un amigo así. Lo llamé a través del alambre,mish, mish, mish, mishmish, y tardó un rato en mover lacabeza y mirarme como diciendo: “Callate, no hagas el ridículo ¿querés?” De modo que cerré la boca, sonreí, loseñalé con el dedo y le dije a mi papá:
-Ese todo negro, llevemos ese que tiene cara de zonzo.
(fragmento)


Osvaldo Soriano

martes, 11 de octubre de 2011

Pandora, de Bahía Blanca

Todavía no cumplió un año y es la nueva compa del poeta Facundo Martínez Cantariño, de Bariloche,ñera


en su departamento de estudiante de Letras en Bahía Blanca.


Y sí... Parece que Pandora tiene todos los dones... ¡hasta el de poder convivir con gente de letras!!!

martes, 4 de octubre de 2011

Cervantes también


el cuadro avanza y Cervantes también lo inspecciona


tiene que emitir su juicio crítico