viernes, 2 de julio de 2010

Leyenda de las gatas tricolores


En el siglo XII, en el norte de Tibet, los monjes de cierto monasterio solían estar en permanente desacuerdo. Discutían sobre cuestiones teológicas, sin escucharse entre ellos y no lograban ningún consenso. El clima en el monasterio era de constante tensión y malestar. Una vez tres monjes realizaron un ayuno durante tres días para tranquilizar su espíritu.
A la mañana siguiente apareció en la puerta del monasterio una gata tricolor, con sus cachorros recién nacidos. Los monjes consideraron que podría ser una señal y decidieron adoptarlos y cuidarlos.
Era tal la abnegación y cuidado que procuraba la madre que captó por completo la atención de los monjes, quienes por varios días sólo hablaron de las bondades de la gata tricolor y olvidaron las diferencias entre ellos. Los monjes se reunieron a meditar sobre esto, hasta que el más joven dijo: “sé el secreto de esta joven familia”.
El monje más anciano, simplemente cerró los ojos, y extendiendo sus manos preguntó: “¿Cuál?, Dime cuál, que a todos ha calmado”
Y el joven respondió: “Ella posee los tres colores, el blanco y el negro son el ying y el yang, los opuestos, nosotros; pero su manto está en habano, la tierra, nuestro lugar, significa que aquí podemos conciliar nuestras diferencias si nos ensamblamos, formando un crisol tan bello como su manto”
El anciano lo miró, bebieron juntos el té y el joven lloró. Un silencio extenso se esparció entre ambos. De pronto, el anciano toca su frente y le preguntó: “Te has dado cuenta que son hembras las tres, qué significado tendría que no existiera un macho entre ellas?” Y el joven contestó:
“Usted y yo tenemos algo en común, aunque las distancias del saber nos separen, ninguno de nosotros tiene el don de la vida, una mujer si, por ello son hembras, traen el mensaje de lo nuevo, la mutación, el cambio, nosotros somos permanencia”.