lunes, 8 de marzo de 2010

Gato

Todo nuevo en la mañana, sol, calle, asombro. Ando la luz entre paseantes y puestos de artesanos.
De a ratos encuentro rostros perdidos ¡Nora K! ¡Leda V! ¡Al F! Tal como fueron pasan. No me perciben. Forman parte del fulgor del día.
No sé si camino la plaza o transito un sueño.
¡Como sea!
Para ingresar esquivo turistas y guías bilingües. Venden y compran historia, lágrimas de mármol, mal gusto, soberbia y estética macabra de épocas más o menos remotas.
No está lejos la bóveda, en corto pasaje que da al muro de la calle Junín…Me detengo ante viejas puertas, cristales ominosos, anacrónicos nombres…
Siento detrás de mí el peso de intensa mirada.
Gato blanquinegro. Pelo abundante y melena. Altivo, expectante. Quiere saber qué estoy haciendo aquí. ¡Es asombroso!
Me produce una inquietud risueña que pronto se transforma en cautela. Lo advierto fuerte, decididoo sé cómo actuaría, pero intranquiliza.
Trato de espantarlo. No se inmuta.
¡Es sólo un gato! pienso, y con mi voz más firme lo nombro: ¡Gato!La palabra se pierde en el aire. Gato permanece impávido.
Otra vez no sé si estoy en este lugar, o en un sueño. Gato presiona. Ojos doradosealidad y sueño disputan. Pero dura segundos.
Como ir a ninguna parte y saber que ya se ha estado mucho allí llegar por primera vez a un lugar, conocido de antemano hasta en detalles.
Contradicción. Con mi traje añejo. Alma pueril. Memoria trágica. Acomodo rosas, sin saber porqué.
Advierto otros felinos. No me gusta la curiosidad ejercida desde estucos y artesonados.
Literalmente huyo.
Para mi ansiedad, ahora el portal está muy lejos.
Gato sale de averiguar qué he dejado en el sepulcro ¡Es increíble!
Quizá allí duerm. No puedo imaginar por qué desconfía de mí.
Detrás sus congéneres. Lo escoltan. Comprendo que es líder y ésta su propiedad. Tal vez escriba un cuento.
Afuera la plaza, árboles, iglesia del Pilar, mercaderes que queman inciensos. Vereda con espacios de hierba a ambos lados. Viento mágico entre magnolias, setos, envejecidos muros… algunos niños.
Esta visión reconforta. A pesar de Gato me siento bien. ¡Es tan perfecto ser!... No importa cómo: -Ser-
Debo cuidar esta sensación, lograr que perdure… ¡Tantas veces me siento colmada por esa especie de sazón amarga!
Somos nuestras circunstancias, las hayamos elegido, padecido o gozado. ¡Pensar! ¡Formar sentimientos!
¡Qué más da!
Pasa otra falsa muchacha de mi juventud ¡Es Zule K!
Mido tiempo y espacio. Me digo que he perdido la cifra de los años. Forzando olvidos entro en posesión de lo que ha sido y es mío. Esto me infunde una especie de vértigo. ¿Qué quiero hallar con tanto encuentro errado? ¿En qué recodo me he perdido?
Nostalgia. No sé porqué imagino la primera mañana del tiempo, tan luminosa como ésta.
Pienso en mi dios. Torpe, como los torpes dioses vestidos de telares, abalorios y ajorcas. Falso, como colosos de antiguos lenguajes rescatados.
¡Siempre el sueño!
A veces se alegra la existencia sin motivo. Otras, punzante angustia.
No hay instantes iguales.

Gato en el borde del paredón. No puede seguirme. No puede saber qué pienso.


Norma Spinelli