Aragorn salió a conocer el jardín, los ruidos nuevos, los ladridos del barrio y los de su propio Frodo.
Todavía no le gusta nada eso de que Frodo ande a su alrededor. Pero el pobre gigantón sólo se acerca a reclamar mimos para él. Ni se fija en que haya un gato más o menos en su casa.
martes, 8 de diciembre de 2009
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