viernes, 7 de agosto de 2009

Circe

Circe llegó a casa muy chiquita, en 1985.
Se llamó así porque una gatsa negra merecía tener nombre de hechicera.
Siempre fue malhumorada, inquieta y nunca tuve otra gata tan agresiva...con casi todo el mundo...


..pero ella y yo nos entendíamos. Era mi bebé bonita.


Nos acompañó por muchos años.



Acá estamos: Claudio, yo con ella y mi hermana María Claudia en Melipal, donde vivimos mucho tiempo.



La usábamos como telón negro para hacer experimentos fotográficos con nuestra máquina manual...como se usaban en aquella época.

Y, aunque siempre fue irritable, salvo conmigo, con Adriàn fue tan dócil que no sólo jugaba con ella a todo lo que él quería sino que, además, se podían dormir juntos en la mitad del juego y él la usaba de almohada.