Hay días
en que el cuerpo
triste golem
deambula con los ojos
hacia adentro
y pies perdidos
sin lograr
lectura ni recuerdo
de la inscripción iniciática
en su frente.
Tiempo de
pensar laberintos
graderías, corredores
discutir razones bizantinas.
Días
en que el alma
harta de regatear jirones
no quiere acompañarme
por el mundo
exhausta de cornisas
busca abrigo
en rincones que
la vuelven invisible
allí
entibia, acaricia, lame
y amorosamente
rasguña el aire
del primer ronroneo
guardado en el tiempo.
Silvia Alejandra García
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